NOG GUSTA LA MÚSICA
A veces la cordura es inconsistente. Sobre todo cuando pasa por aquella lucha dispersa –en cuanto a los motivos– y generosa –por los materiales que arroja al mundo– entre un humano y su guitarra. Algo que emplaza en el lugar del ejecutante de grietas –imposibles de restaurar– sobre la faz terrestre. Porque uno elige la música para caer al vacío sin remedio. Quien no lo hace así acaba convertido en petimetre audaz que juega a lo suyo. Esos, después, vuelven a casa para reírse del universo mientras tú esperas que no se recuperen nunca del vacío. En ese momento acaba el matiz y empieza lo real. Seguir leyendo >>
Alex Jiménez
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